Las colusiones en la pareja: el vínculo invisible que perpetúa el conflicto

“Las colusiones no son casualidad: son encuentros significativos entre dos inconscientes que se reconocen y pactan, sin palabras, cómo mantener vivo un conflicto que ambos conocen desde antes.”
— Jürg Willi

¿Te has preguntado alguna vez por qué ciertas discusiones se repiten una y otra vez en tu relación, aunque cambien los temas?
¿Por qué sentimos que amamos, y a la vez, nos dañamos mutuamente?
La respuesta puede estar en un concepto tan sutil como potente: la colusión.

Una colusión es un acuerdo inconsciente entre dos personas que comparten un conflicto intrapsíquico similar, pero lo resuelven o enfrentan de forma opuesta y complementaria.

Es decir: ambos miembros de la pareja tienen el mismo conflicto profundo, pero adoptan roles diferentes en su manera de enfrentarlo.

En la superficie, parecen opuestos. Pero en el fondo, están unidos por una herida o tensión interna compartida.

Ejemplo clásico (modelo tomado de Willi)

Una pareja en la que ella se muestra emocionalmente demandante y él se comporta de forma distante o evitativa.

  • Ella tiene miedo al abandono y necesita constante validación.
  • Él también teme al rechazo, pero lo evita tomando distancia y buscando autonomía.

Ambos comparten el mismo miedo (no ser amados, no ser suficientes), pero se defienden de forma opuesta.
Esta danza relacional es el corazón de la colusión.

¿Por qué nos colusionamos?

Willi plantea que nos emparejamos con alguien que activa nuestros propios conflictos no resueltos. Lo hacemos sin saberlo, guiados por patrones de apego, historia familiar y defensas inconscientes.

El otro se convierte en un “escenario” donde volvemos a representar un conflicto interno de la infancia. Por eso, el otro nos duele… pero también nos resulta familiar.

En este sentido, las colusiones son:

  • Relacionales: se co-construyen entre dos.
  • Complementarias: cada uno adopta una parte del conflicto.
  • Inconscientes: no elegimos a propósito, pero participamos activamente.
  • Permanentes si no se hacen conscientes.

 

Tipos de colusión (según Willi)

Jürg Willi identificó varias formas frecuentes de colusiones, algunas de las más comunes son:

1. Colusión narcisista

Una parte busca admiración constante, la otra se somete o minimiza sus propias necesidades. Ambos luchan con su autoestima, pero desde posiciones opuestas.

2. Colusión oral

Uno es dependiente y busca fusión, el otro teme ser devorado y se distancia. Ambos tienen una herida de abandono, pero uno lo compensa buscando apego y el otro evitando.

3. Colusión anal

Una parte es controladora, rígida; la otra desafiante o pasiva. Ambos luchan con la necesidad de control y con el miedo a la pérdida de autonomía.

4. Colusión fálica

Uno se muestra poderoso, exitoso, seductor; el otro se posiciona como inseguro o inhibido. Ambos se relacionan con la sexualidad desde una lucha con la identidad y la validación.

¿Cómo podemos abordar esto en terapia?

En terapia de pareja con enfoque sistémico y psicodinámico, el trabajo consiste en:

  • Hacer consciente el patrón colusivo. Identificar la danza que se repite y cómo cada uno aporta a ella.
  • Explorar el conflicto intrapsíquico compartido, y cómo fue vivido en cada biografía.
  • Asumir la responsabilidad compartida, saliendo del modelo “víctima-verdugo”.
  • Reparar desde la empatía, entendiendo que el otro también sufre.
  • Desarticular la necesidad inconsciente de repetir el conflicto, abriendo paso a nuevas formas de vincularse. 

Reconocer una colusión no es acusar, ni buscar culpables. Es iluminar el guion que los une, comprenderlo, y decidir si quieren escribir uno nuevo.

Si estás en una relación donde sientes que se repiten los mismos patrones, quizá no estás ante una pareja equivocada… sino ante la oportunidad de conocerte y transformarte a través del vínculo.

“En toda colusión hay una oportunidad: la posibilidad de hacer consciente un conflicto profundo, compartirlo, y sanarlo en lugar de repetirlo.”